nombre de tus manos
ni el tacto de tu lengua
ni el zumbido de tu olfato.
he olvidado el
sabor de tu mirada
el gusto de tu oído,
todo, poco a poco
se ha ido deslizando
por el caño del olvido.
el tiempo me ha extirpado
la víscera de la estupidez,
la médula de la inocencia,
el tumor de alguna vez.
digamos entonces
que un poco muerto
sigo caminando.
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