miércoles, 15 de septiembre de 2021

Rebelión

Ni preceptos, ni pragmáticas, ni cánones, ni leyes:
nací esquivo, tú lo sabes, y ni doy ni exijo pauta:
mi melena es tanto como las coronas de los reyes:
no hay Dalila que la corte... Déjame tocar mi flauta.
¿Cortarías por ventura radiante cabellera
de mi amado, el sol eterno, mi Absalón, con tus tijeras?
¡No por cierto! ¿Callarías de los vientos el acento?
¡No por cierto! Pues habiendo viento y sol en mi pradera
mi melena tendrá nimbos y mi flauta tendrá viento.
¿Que aún hay aire? ¡Pues yo lo soplo! Bellas instrumentaciones
vas a oír con el concurso de la tórtola, que incauta
está en medio del ramaje goteando sus canciones.
¡Yo soy fuerte, yo soy libre!
Déjame tocar la flauta.

-Amado Nervo

Noche ártica

En el cenit azul, blanco en el yerto
y triste plan de la sabana escueta;
en los nevados témpanos violeta
y en el confín del cielo rosa muerta,
despréndense la luna del incierto
sur, amarilla; y en la noche quieta,
de un buque abandonado la silueta
medrosa se levanta en el desierto.

Ni un rumor... el Silencio y la Blancura
celebramos ha mucho en la infinita
soledad de arcanos esponsales,
y el espíritu sueña en la ventura
de un connubio inmortal con Seraphita
bajo un palio de auroras boreales.

-Amado Nervo.


Luciérnagas

I
--Bardo, ¿cuál es tu estandarte?
--Muchos son los enarbolo.
--¿Qué mentor ha de guiarte?
--Ninguno: en amor y en arte
me deleita viajar solo.

V
Pelear como Jacob,
cantar como Anacreonte,
reír como Xenofonte,
lamentarse como Job,
embelesar como Armida,
navegar como Jonás:
¡eso es vida!... Lo demás
es limosna de vida.

VI
Tus ojos: clara piscina
donde abreva el ideal.
Tu mirada ¡un madrigal
de Gutierre de Cetina!

-Amado Nervo