labios, urna de delicias,
blandos senos, cabezal
para todos los señores,
ojos glaucos, verdes mares,
verdes mares de cristal...
Ya sois idas, ya estáis yertas,
manos pálidas y expertas,
largas manos de marfil;
ya estáis yertos, ya sois idos,
ojos glaucos y dormidos
de narcótico sutil.
Cabecita auri-rizada:
hay un hueco en la almohada
de mi tálamo de amor;
cabecita de oro intenso
¡qué vacío tan inmenso,
tan inmenso, en derredor!
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